La tradición, según algunos lugareños comienza, sacrificando un toro macho en honor a su patrona Santa Ana y pidiéndole que el cólera que en aquellos tiempos estaba haciendo estragos en la sierra, respetara al pueblo, cierto o no, lo que no cabe duda es que el toro de Santa Ana o también llamado ‘toro del voto’, se ha convertido en un mito venerado por todos los vecinos, no solo del pueblo sino también de toda la sierra.
Del 22 al 26 de julio se celebran las fiestas patronales en honor a Nuestra Señora Santa Ana. Y es el día 24 cuando se rinde homenaje y devoción al morlaco en cuestión: es el «día del toro», por la tradicional lidia de éste en honor a la patrona tras librar a la población del cólera.
La tradición hacía que todos los habitantes fueran a la ganadería para buscar el toro. Es todo un rito compuesto por diferentes paradas. De los cuatro diputados del Toro, uno irá con el pueblo a por el toro y los otros tres harán el acto de la Peseta, es decir, pedir casa por casa algún donativo y ayuda económica para sufragar las fiestas. Al mediodía, en el porche de la iglesia habrá una convivencia vecinal con ponche.
Entre las muchas actividades, destacan las religiosas, entre las que se encuentran las solemnes eucaristías y la procesión de la patrona por las calles de la localidad serrana y la ofrenda floral a la misma.
El día 25 es el Día del Voto, en el que, tras la misa, la imagen de Santa Ana procesiona por las calles del pueblo. Después tiene lugar la “Subasta de la Mesa”, una subasta de todo tipo de productos donados por los lugareños que sirve para sufragar los gastos de las fiestas.